Patagonia 2007 - 19 de enero

Volcán Villarrica (Pucón, IX Región, Chile)

El despertador sonó a las 6:15 hs. Me desperté de un salto, pues estaba muy entusiasmado. Me dolía un poco la garganta, pues la noche anterior me acosté sólo en bóxers y a la mañana hacía un frío de cagarse. Me bañé y salí en dirección a la oficina de Southern Sky. Mariana se quedó porque optó por ir a unas termas en lugar de escalar el volcán. Llegué 7 en punto y sin demora nos dieron nuestros equipos de andinismo. El mismo constaba de una mochila, un par de botas, un par de crampones para nieve, un pico, un par de lentes de sol, polainas, pantalones impermeables, campera, guantes, casco, gorro de polar y una extraña tela negra que también era impermeable. Nos pusimos las botas, las polainas, los lentes y subimos a la combi. En la mía íbamos dos chicas israelíes, un chico chileno (Felipe) y yo. Ellas durmieron todo el viaje, que duró aproximadamente media hora. Yo me puse a charlar con Felipe y estuvimos juntos el resto de la excursión. Comenzamos el ascenso a las 8 en punto. A partir de allí fueron seis horas de escarpado escalamiento. El paso era firme y constante, con cuatro a cinco breves descansos.

Primer contacto con la nieve, en la base del Volcán Villarrica

Al llegar al cráter estuvimos 40 minutos en la cima. El aire era irrespirable, pues las emanaciones sulfúricas no daban tregua. Apenas pude divisar el resplandor rojizo de la lava. Saqué algunas fotos y me dije a mí mismo “misión cumplida”. Todavía faltaba igual el descenso, que duraría otras dos horas y se haría mayormente sentados sobre la nieve, deslizándonos a modo de “culopatín”. La velocidad no era excesiva, pero algunos tramos fueron realmente vertiginosos.

Deslizándonos en el Volcán Villarrica

Nos acercamos a otra combi que nos llevaría nuevamente hacia las oficinas, dando por finalizada la aventura. Volví al hostel y me bañé. Mariana no estaba así que me fui a pasear solo por la playa, cambié unos euros por pesos chilenos e hice unas compras, pues al día siguiente comenzaría mi verdadera travesía en bicicleta. Regresé al hostel y me cociné un arroz. Mariana llegó de su excursión a las termas y se fue a dormir. Yo terminé de comer e hice lo mismo.

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